[Contribuido por Galarcino]
Era el año 1993. El “grunge” era la música de moda, las mujeres dejaban de usar hombreras en sus chaquetas, el reinado de los 16 bit de Nintendo dominaba el mercado y su mascota insignia finalmente saltaba a la pantalla grande, el sueño se hacía realidad.
Bob Hoskins y Joe Leguizamo eran los elegidos para encarnar a nuestros queridos plomeros neoyorkinos. Físicamente Hoskins calzaba perfecto como Mario pero no así Leguizamo como Luigi, la falta de mostacho y su temeraria personalidad eran todo lo contrario del menor de los hermanos.
La Princesa Daisy (Samantha Mathis) era la damisela en peligro (y no Peach), se mostraba como una especie de Indiana Jones femenina, y que al parecer llegaba a la tierra en un meteorito o era secuestrada y abandonada para ser adoptada por monjas cristianas. Obviamente Bowser (Dennis Hopper), el eterno némesis de Mario, era el villano de turno.
Como siempre la víctima era secuestrada, el héroe, o los héroes, en este caso, deben triunfar. La princesa era la clave para completar el cometa que supuestamente había acabado con los dinosaurios, pero que en realidad había creado un submundo donde los reptiles evolucionaron en humanos y el resto ya lo saben.
La película era hermosa, hasta que… vuelves a verla 15 años después. Cae de cajón la primera frase al terminar de verla…. “¡Que película más mala!”. Lamentablemente se pasaron por cierta parte a nuestra saga de Super Mario, con diálogos tontos, momentos estúpidos y por sobre todo, el giro del juego.
Bowser era un tiranosaurio, Goombas como lagartijas, Toad como músico callejero, el super salto se hacía con botas especiales; Mario Mario, Luigi Mario; El romance era entre la princesa y Luigi; Iggy y Spike como primos con un leve retraso mental, El Mushroom Kingdom era una especie de inframundo ciber-punk al más puro estilo del Bronx pero sin afroamericanos, la mujer gorda que se enamora de Mario, un Super Scope de aspecto semi-pirata como “Rayo de Involución” y obviamente la versión comando de la princesa Daisy en la última escena de la película.
Aquellos detalles que no eran percibidos por nuestras mentes, no eran importantes, grave error, te aburres, te cuestionas, te sorprendes, no puedes creer lo que estás viendo. La película fue un verdadero gasto de dinero, aunque debemos reconocer que si la encuentras mientras haces zapping, la verás y te seguirás recriminando, al menos yo. :D
Es entonces donde la moraleja de la historia nace, aquellos momentos de infancia que fueron asombrosos y que podrían haber hecho tu mente estallar deben quedarse en el baúl de la nostalgia y no ser tocados 15 o 20 años después, por que te decepcionaras y te arrepentirás.
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